Hablas con tu prima y te cuenta que está haciendo scrum con su equipo, a tu amigo Félix lo acaban de nombrar Scrum Máster y en la oficina -antiguo espacio de mirada fija y tecleo intermitente- las paredes se han cubierto de hojitas chillonas y ajetreo en los pasillos.
Grupitos, aquí y allá, hacen “dinámicas”, sospechosamente divertidas. Juanra, anteriormente conocido como: ‘compañero estándar’, ha comenzado a endiosarse y anda por ahí diciendo que es la representación del cliente en la empresa; lo peor es que el resto le sigue la corriente.
Alguien pregunta por la mejor marca de Post it: “3M! Sobre todo con los del ‘todo a 100’ no, que la última vez se nos fue la nueva funcionalidad de la web por la ventana”
Agile is in the air
Y tú, como ves que mola, te asomas a un evento para que te cuenten el “qué” y el “cómo” de este invento del scrum:
-Experto: ¿Invento? No perdona, es una metodología Agile.
-Yo: ¿Agile o ágil?
-Experto: Pues depende de si lo dices en inglés o en español…
-Yo: Ah… claro…
La primera vez que vi en acción una de estas metodologías ágiles fue en clase. No estaba dentro, pero oía las risas saliendo del aula ¡Qué gusto! Un viernes por la tarde oír reírse a los alumnos es una gozada.
Al acabar la clase me acerqué para curiosear el origen de tanta alegría, y allí lo vi: la cristalera cubierta de postits, ordenados en 3 secciones: cara triste, cara neutra, cara sonriente. Con el tiempo me enteré de que aquello que vi se llama retrospectiva (anda que no saben nada los del agile poniendo nombres molones)
Rubén Jericó, el profesor, recogió los papelitos y me los entregó: “para el próximo día”.
El feedback de esa clase y de las 2 que le siguieron fue excelente, además algunos alumnos comentaron que habían puesto en práctica lo de los papelitos en su trabajo y les había ido genial.
Tanta intriga me podía, así que le pedí a Rubén que desvelara el misterio, revelara el enigma, desencriptara el script y me explicara para qué servían los papelitos.
Para qué sirven los papelitos
-Rubén: Pues para darnos feedback
-Yo: ¿Daros feedback?
-Rubén: Sí, se evitan problemas si nos damos feedback a menudo.Tanto para impartir una clase como para fabricar un coche, si en vez de lanzarnos a ello de cabeza vamos testando con el cliente cada poco, mejoramos el proceso.
-Yo: ¿Ah, Sí?
Claro, me explicó, sus clientes son los alumnos. Por eso, antes de empezar la clase para saber qué quieren les pregunta:
-Rubén: ¿Qué esperáis de la sesión? ¿Qué no queréis que ocurra?
Y al final, para saber qué tal ha ido y cómo afrontar los siguientes pasos:
-Rubén: De la clase de hoy ¿Qué te ha gustado más? ¿Qué es lo que menos te ha gustado? ¿Qué te deja indiferente? ¿Qué te ha faltado?
-Yo: ¿Pero no se pierde mucho tiempo?
– Rubén: Inviertes un rato pero es súper beneficioso. A cambio del esfuerzo inicial para explicarles cómo funciona, y del ratito de escribir los papeles, las ventajas que se obtienen son vitales para mí:
- Es flexible. Puedo adaptar el contenido de cada clase: Personalizando la explicación para cada grupo
- Canalizo. Si hay comentarios negativos me lo dicen en la misma clase en vez de contárselo al que tienen a su izquierda
- Crea una relación de complicidad entre nosotros que rompe la barrera de alumno profesor.
Las ventajas de golpe me parecieron una obviedad, ¿cómo no nos habíamos dado cuenta antes?, ¿cómo no lo estaban usando todos los profesores del mundo?,
¡Teníamos delante de nuestras narices una herramienta utilísima para mejorar las dinámicas de clase!
Rubén vio mi entusiasmo y me dijo que me presentaría a quien le había enseñado a él (esto va de sensei en sensei, como veréis) y, además puntualizó que podía aplicarlo en cualquier trabajo.¿Qué me estás diciendo?
¡Lo que lees! O_o
Cualquier proceso es susceptible de ser agilizado
A partir de esta conversación comenzó la conversión. Contactamos con José Carlos Gil Zambrana, el maestro de Rubén que me explicó que….
– Existe una manera más eficiente de trabajar.
– A veces dejamos que los procesos establecidos pasen por encima de las personas.
– Hay enormes cantidades de trabajo que es invisible para todo aquel que no lo está haciendo.
– Duplicamos el trabajo de forma innecesaria, nos topamos con complicaciones innecesarias, llevamos a cabo procesos innecesarios que no aportan ningún valor al cliente final pero que estaban-aquí-cuando-yo-llegué-y-no-me-atreví-a-cambiarlo-por-si-acaso…
Y llega la ristra de nombres molones: Scrum, Kanban, Lean startup, retrospectivas….¡OMG! Una vez entras en Matrix no puedes hacer como que no existe.
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¿Seguirás fuera de Matrix?