Entendiendo por fin qué es la Web3
NFT. Criptomonedas. Metaversos. Cada vez conocemos más (y mejores) aplicaciones y sin duda Web3 es el futuro y cada vez más presente del Internet tal y como lo conocemos. Pero, ¿qué hace diferente la Web3 de su predecesora Web2?
La Web2 es la que nos trajo las redes sociales y permite que interactuemos y creemos contenido, además de consumirlo.
Simplemente añade una nueva capa de propiedad. No es un Internet nuevo en sí, puesto que aprovecha el mismo hardware y el sistema general ya construidos, sino que es una evolución natural de la actual que pretende descentralizarlo, hacerlo más abierto y otorgar más poder a los usuarios, cambiando nuestro rol para que seamos responsables y propietarios de nuestros datos y no dependemos de terceras partes.
Por ello, aunque no existe una definición oficial como tal, puesto que es un concepto que está en construcción y es algo complejo, Packy McCormick (inversor referente al ecosistema Web3) la define como:
«El Internet que pertenece a los creadores y usuarios, orquestado por tokens.»
Bajando algo más detalladamente, podemos asumir que el avance diferencial de la Web3 se sustenta principalmente en las premisas de descentralización, tokenización y interoperabilidad.
Los tokens son unidades de valor, activos digitales, que tienen una utilidad e implican posesión y gobernanza. Existen varios tipos y pueden tener muchas naturalezas, pero en este contexto base quedémonos con que se usan para otorgar estos derechos a su propietario.
El nuevo Internet debe estar basado en la descentralización de los datos
Para orquestar el nuevo internet, es necesario adoptar un mecanismo que dé y testifique esta propiedad a los creadores. Y, como tercera premisa y que aún supone en muchas ocasiones un reto: debe ser interoperable. Que puedas traer esta información contigo; utilizar tus tokens, tener tu identidad y ejercer estos derechos en cualquier sitio de la red (web, app o incluso metaverso) independientemente de la empresa o entidad que la haya creado.
Aunque lo más importante de la Web3 es sin duda el concepto de comunidad. La comunidad es la que hace posible este nuevo Internet, es la que debe participar activamente en la construcción y compartir el valor. De hecho, la Web3 es revolucionaria porque pone el foco por primera vez en los usuarios, con el objetivo de democratizar Internet y darnos mayor control. Permite, en cierto sentido, que podamos tener trocitos de Internet.
Así que, ¿cómo sería un día corriente en la Web3?
Si has llegado hasta aquí, habrás deducido que todo esto no supone solamente una evolución tecnológica, ya está revolucionando nuestra forma de compartir la información, de distribuir el poder y también nuestro rol como personas usuarias.
Al final la Web3 es un espacio de construcción y posesión comunitaria, donde todo pasa alrededor de una wallet que nos identifica y todo (o casi todo) se puede tokenizar. Un espacio más descentralizado, abierto y horizontal. Y aunque ya convivimos con ella, ¿cómo será en unos años? Viajemos un poco en el tiempo, hacia 2028 por ejemplo.
A un día corriente, por la mañana. Vas a desayunar a una de tus cafeterías favoritas, pagas en criptomonedas a través del TPV y recibes tokens del establecimiento, en lugar de puntos, como parte de su programa de fidelización. Esos tokens, puedes intercambiarlos también en el mercado o puedes usarlos para acceder a productos exclusivos, como cafés especiales fuera de carta solo para holders.
Trabajas en una empresa genial que, además de la nómina en dinero fiat, también te recompensa con tokens por cumplir ciertos objetivos. Esos tokens te dan derecho a participar en la toma de decisiones de la empresa (para elegir por ejemplo en qué proyecto quieres trabajar), te dan también rentabilidad al ser activos con valor real o incluso puedes canjearlos por días libres, otras recompensas o intercambiarlos en el mercado (aunque… esto ya existe, es lo que hacemos en Colmeia.team).
Por la tarde, compras unas deportivas en un ecommerce con un par de clics, solo conectando tu wallet, sin proceso de checkout ni tener que rellenar todos tus datos. Pagas con criptomonedas y recibes tanto la versión física como la digital, en formato NFT, para poderlas llevar también en el metaverso, en tu juego favorito.
Y, para estrenarlas, juegas un rato. Es un juego play-to-earn en el que consigues tokens y NFTs por jugar y pasar de nivel. Consigues un objeto NFT súper raro y lo pones a la venta en el marketplace, alguien te hace una oferta y te lo compra. El juego se lleva royalties por esa transacción, pero tú has podido rentabilizarlo y ganar dinero por una acción tan cotidiana como jugar.
Antes de acabar el día, repasas tu wallet. Has recibido, además de más tokens de tu empresa, de tu cafetería favorita y el NFT de las deportivas, el título del máster de IM que has acabado hace unos días. Es un token soulbound (de los que no se pueden transferir una vez enviados) que te otorga su derecho de posesión y certifica mediante blockchain que lo has superado con éxito. Te dará puntos para entrar a una DAO para la que quieres colaborar desde hace tiempo.
¿Emocionante? Aún nos queda mucho por aprender
Construir y experimentar; y lo tendremos que hacer al ritmo frenético de la evolución tecnológica actual, pero tenemos la gran suerte de vivir este reto en primera persona.
La nueva web está en manos de la comunidad, en las nuestras, en las de las mentes más creativas e innovadoras, para ser lo que queramos que sea. Porque oportunidades e incluso capital sobra, lo que falta son más perfiles constructores.
Así que, como se dice en Web3, DYOR (do your own research) y manos a la obra.
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Autora: Marina Teixidor, Founder at colmeia.team y ex alumna IM en el Máster en Growth Hacking y Emprendimiento Digital.
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